Hisvet Fernandez*/ @HisvetF

En 1910 Klara Zetkin propuso en la I Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas definir el 8 de marzo como el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, y fue aprobado por más de 100 mujeres participantes. Desde entonces, durante 105 años se ha celebrado y conmemorado cada 8 de marzo el día para recordar las luchas de aquellas quienes nos antecedieron, y revisar cómo están nuestros derechos en nuestro país y en el mundo; siempre con nuestras banderas de lucha como referencia: participación en pie de igualdad con el hombre en el desarrollo de la sociedad y en nuestro propio desarrollo personal y de género.

Las mujeres marcamos pautas en muchos marzos de la historia por pan, paz y trabajo, pero aún no hemos logrado ni la paz, ni el pan ni el trabajo pleno, porque, a pesar de los relativos avances que hemos tenido en materia del reconocimiento, cuando verificamos porqué se están movilizando las mujeres en este momento, encontramos casi los mismos motivos por los que se celebró desde 1910 este 8 de marzo.

En Venezuela, 105 años después, estamos en las calles luchando contra todo lo que niega la vida y la hace poco digna. Sabemos que cuando se empobrece la democracia también se empobrece a las mujeres y con nosotras se empobrece inexorablemente toda la humanidad. Luchamos contra la inseguridad, la violencia, la impunidad, los bajos salarios, el alto costo de la vida, la escasez, la represión, el desabastecimiento, el asesinato de nuestros hijos e hijas en manos de las fuerzas militares y policiales, contra nuestra exclusión política y más. Y hoy contra el nuevo atentado hacia nuestra prole: la resolución 8610.  

Las mujeres de diferentes tendencias políticas, religiosas, ideológicas, de todas las edades, niveles sociales, niveles académicos, todas, necesitamos encontrarnos y trabajar  para  construir una nueva unidad que nos dé la fuerza para cambiar las cosas y tener una democracia verdadera, con equidad de género y de condiciones de existencia para todos.

La sociedad tiene con nosotras materias pendientes y la deuda se hace más grande. Junto a esta deuda está nuestra conciencia que crece y nos permite comprender la necesidad de unidad y articulación en la diversidad. En este marzo que se alce nuestro grito de rebeldía y lucha es por el cambio necesario para superar la crisis y para reconstruir al país, dispuestas a aportar nuestros saberes y experiencias para enrumbarnos hacia mejores destinos, para la Mujer y para el mundo. ¡Somos una y todas a la vez!

*Psicóloga social

Deja un comentario