Vanessa Arenas / @VanessaVenezia

Los ánimos se caldearon. Compradores que aún permanecían en la cola para entrar al Excelsior Gama de Macaracuay, se enfurecieron tras ser informados de que los productos regulados que estaban vendiendo ese miércoles 4 de febrero de 2015, se habían agotado.

Natacka Ruiz, gerente de mercadeo de la cadena de supermercados, cuenta la escena. “La gente comenzó a golpear la vidriera y dijeron que iban a quemar el local. Tuvimos que cerrar durante 15 minutos mientras buscábamos a testigos en la cola que nos acompañaran a los depósitos y vieran que, de verdad, no quedaban productos”.

La frecuencia de estos hechos, es la que mantiene preocupados a los responsables  de los 24 locales de Excelsior que existen en Caracas (es una cadena capitalina).  Además pasaron de atender 40 mil personas diariamente en enero de 2014, a 51 mil para el mismo mes en 2015, lo que representa un incremento del 28%. Temen por la seguridad de sus clientes y de los tres  mil trabajadores que allí laboran.

“De esos tres  mil empleados, hay muchos que se están viendo afectados por la situación. Manejamos ahorita un tema preocupante de los reposos de trabajadores por cansancio físico, incluso algunos que han recibido maltratos por parte de los compradores y eso nos afecta”, apuntó Ruiz.

Normas de seguridad violentadas

De acuerdo con  las normas establecidas por la Comisión Venezolana de Normas Industriales (Covenin), por cada tres metros cuadrados (3m2) de un establecimiento comercial de este tipo se permite el a una  persona. Esto no se ha cumplido durante los últimos meses, debido a la cantidad de clientes que demanda ingreso al local.

Un espacio como la sede de Excelsior de la urbanización Santa Fe (sureste de Caracas) tiene capacidad solo para 212 personas. Este es uno de los más grandes de “tipo vecindario” que tiene la cadena. Cuando se hacen las colas dentro del establecimiento se viola esa regla. “A la hora de un incendio, temblor, o incluso saqueo, se corre un alto riesgo por no respetar los espacios”, dijo Ruiz.

En algunos locales de la cadena de alimentos se habían habilitado espacios para vender los productos regulados, como en el caso de la sede ubicada en la urbanización Santa Eduvigis, al este de Caracas, donde se tomó el estacionamiento y se dispuso una caja especial. Pero esto no se pudo implementar en todos los establecimientos, debido a la limitación de estructura.

La gerente de mercadeo de la cadena asegura  que no se dan abasto para controlar un suceso irregular, por lo que muchas veces, la directiva ha tenido que llamar a funcionarios de la Guardia Nacional para “tener seguridad”. Sin embargo, está consciente del rechazo que esta medida genera en algunos de los clientes.

Pérdidas para la empresa

Natacka Ruiz fue muy clara en reconocer que los problemas de abastecimiento no solo afectan a la clientela, también a la empresa. “Antes teníamos una merma de productos que iba del 1 al 5%, ahora eso ha aumentado. Nuestros clientes fieles y tradicionales están molestos porque si van a comprar algo que no está regulado, no van a hacer largas colas; prefieren irse. Nos piden trato preferencial, cajas exclusivas para quienes estén inscritos al club y que les guardemos mercancía. Eso no es legal”.

La orden que recibe la empresa por parte del gobierno, es mantener el 100% de operatividad en todas las cajas del local. “Eso es algo en lo que estamos trabajando y debemos procurar que sea así, pero el personal está cansado. Además, cuando se sale de control la cantidad de personas dentro del establecimiento muerden y dañan productos y aprovechan para robar”.

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